The Love Songs of W.E.B. DuBois by Honoree Fannone Jeffers

LAS CANCIONES DE AMOR DE W.E.B. DUBOIS PORHONOREE FANNONE JEFFERS

Love-Songs-of-W.E.B.-DuBois-Honoree-Fannone-Jeffers-credit-oprahdaily.com

The Love Songs of W.E.B. DuBois by Honoree Fannone Jeffers
©2021 by Alice Walker

It was at the Drugstore rack in Eatonton (Georgia) that I first encountered The Brontes and Thomas Hardy. I would not have been permitted to sit at the counter to order a coke but no one minded that I bought, with money earned from selling eggs, paperback novels by English writers. How could I know at thirteen or fourteen or fifteen that the novels were English because the white settlers of Georgia had ancestry from Great Britain: England, Scotland, Ireland, Wales, and that they understood they did?

No people of color were in these novels, but chitterlings, something we ate with gusto, appeared, and maybe even jumping the broom, which was a custom of country English people that black people enslaved by English-speaking settler/occupiers adopted.

Looking back, what I was most struck by was that characters in the novels I read: WUTHERING HEIGHTS, JANE EYRE, FAR FROM THE MADDING CROWD, TESS OF THE D’URBERVILLES, JUDE THE OBSCURE, ETC., seemed to know the specific locations of where they were. They knew places in the countryside intimately; they knew towns, they knew cities. They were familiar with city and country landmarks. Tess, we recall, falls asleep among the gigantic columns of Stonehenge. Later, reading Virginia Woolf, I marveled at her intimate knowledge of just which park was nearer Charing Cross Road, etc. They had a sense of place.

Something in me has longed for this: to know a specific place, landscape, town, as it was years, even centuries before I was born. To know not only that I am from a place but that there was a place before I encountered it.

Honoree Fannone Jeffer’s astonishing novel THE LOVE SONGS OF W.E.B. DuBOIS has given me this gift I always wanted, without knowing exactly that I wanted it. She has given me, all of us really, but specifically Georgians, and black Americans, a definite landscape on which to ponder, admire and explore: the area, as it happens, within which I was born, Putnam County, Georgia.

I lived in this novel for three weeks. It is long. It is a journey. It is something so remarkable I’m not sure we collectively ever even dreamed it. And yet, how necessary it is for our grounding in this land, so “foreign” we often are made to feel; whose work here, not to mention our Indigenous ancestry, makes us the most intimate of residents.

Thank you, Daughter, Granddaughter, Great Granddaughter, beloved witness for our people and our land. Your great work is infused with love and honesty. Truth. Our best, and most reliable medicine for whatever has ailed us, from the beginning.

***

 


LAS CANCIONES DE AMOR DE W.E.B. DUBOIS PORHONOREE FANNONE JEFFERS

©2021 Alice Walker

Fue en el estante de la farmacia en Eatonton (Georgia) donde primero encontré a las Bronte y a Thomas Hardy. No mepermitían que me sentara en el mostrador a pedir un refresco peroa nadie le importaba que comprara, con dinero ganado vendiendohuevos, novelas en rústica de autores ingleses. ¿Cómo podía yo saber a los trece, catorce o quince años que las novelas eran inglesas porque los colonos blancos de Georgia tenían ascendencia de Gran Bretaña: Inglaterra, Escocia, Irlanda, Gales, y ellos sabían que era así?

No había gente de color en esas novelas, pero las morcillas, algo que comíamos con gusto, aparecían y, quizá, incluso el salto de la escoba, que era una costumbre de la gente del campo inglesa que había adoptado la gente negra esclavizada por colonos y ocupantes de habla inglesa.

Al mirar al pasado, lo que más me impresionaba era que los personajes de las novelas que leí: Cumbres borrascosas, Jane Eyre, Lejos del mundanal ruido, Tess de los d’Urberville, Judas el Oscuro, etc., parecían conocer los lugares específicos donde estaban. Conocían los lugares en el campo a fondo; conocían pueblos, conocían ciudades. Estaban familiarizados con los sitios principales de la ciudad y del país. Tess, recordamos, se queda dormida entre las columnas gigantescas de Stonehenge. Después, leyendo a Virginia Woolf, me maravillé por su conocimiento íntimo de qué parque estaba exactamente más cerca de Charing Cross, etc. Tenían un sentido del espacio.

Algo en mí ha añorado esto: conocer un lugar específico, un paisaje, un pueblo, como era años, incluso siglos antes de que naciera. Saber no sólo que soy de un lugar sino que había un lugar antes de que lo encontrara.

La asombrosa novela de Honoree Fannone Jeffer THE LOVE SONGS OF W.E.B. DUBOIS (Las canciones de amor de W.E.B. Dubois) me ha dado este regalo que deseé siempre, sin saber exactamente que lo deseaba. Ella me ha dado, realmente nos ha dado a todos, pero especialmente a los georgianos, y a los negrosnorteamericanos, un paisaje definido en que pensar, admirar y explorar: el área, como sucede, en la cual nací, condado de Putnam, Georgia.

Viví en esta novela por tres semanas. Es larga. Es un viaje. Es algo tan notable que no estoy segura de que colectivamente alguna vez incluso lo soñamos. Y sin embargo, cuán necesario espara nuestro afianzamiento en esta tierra, tan “ajena” que nos la hacen sentir muy a menudo; que nuestro trabajo aquí, para no mencionar a nuestros ascendientes indígenas, nos hace los más íntimos de sus residentes.

Algo en mí ha añorado esto: conocer un lugar específico, un paisaje, un pueblo, como era años, incluso siglos antes de que yo naciera. Para saber no sólo que soy de un lugar sino que había un lugar antes de que yo lo encontrara.

Es difícil creer que puede haber obviado a este gran maestro, que vivió hasta casi llegar a los cien años y solo recientemente hamuerto. Es duro creer que han existido, y existen, seres humanos de tal sabiduría, inteligencia y compasión. Pensé que había devorado todo lo disponible de sus enseñanzas pero eso fue tonto. Él enseñó mucho. Este fragmento sencillamente apareció en mi computadora mientras que investigaba otra cosa. Porque ése es el mundo en que vivimos, si no erigimos ninguna barrera. ~AW